martes, 7 de octubre de 2008

Siglo XXI ante generaciones inciertas


Zito Cuevas Sosa

Mucho se ha hablado de la problemática que enfrentan cientos de jóvenes en la actualidad por pertenecer a ciertos grupos o considerar comportamientos extraños como una forma de vida. Los más conocidos con los llamados “Emos”, chicos cuya principal característica es considerar la vida como una maldición.
No es extraño mirar en las calles de Estados Unidos como latinos y gente de color pelea por falsos ideales, llegando incluso a provocarse la muerte, impulsados por un extraño deseo destructivo entre razas, que genera el caos total a nivel social.
Este tipo de conductas están regidas por la idiosincrasia de cada individuo. La familia es el principal motor para que este tipo de violencia se aglutine más. Desde pequeños, puertorriqueños o mexicanos, negros u orientales aprenden a odiarse y llevan este rencor en sus corazones, lastimando a cualquier ser que consideran diferente a ellos.
Ciertamente, la sociedad juega un papel fundamental para que este tipo de comportamiento exista hasta hoy día. El insano comportamiento de algunos grupos burgueses que manipulan a su antojo la realidad, incitando un malinchismo generalizado, han originado que muchos jóvenes simplemente lastimen a otros al llamarlos “nacos”.
Otro caso muy particular en la que se encuentran inmersa no sólo la sociedad, sino los medios escritos que circulan en nuestra entidad, es la pornografía por celulares detectada en diversos centros educativos de Villahermosa y demás municipios, en la que chicas incluso menores a los 15 años se exhiben de una manera sucia, invitando al morbo. Los videos logrados son vendidos por los alumnos.
La violencia y pornografía ha sido exhibida desde siempre por algunos medios en nuestro estado, que lejos de aportar un trabajo periodístico a la altura de los grandes, contribuye al detrimento de una sociedad joven bastante alterada y manipulada.
Los padres de familia, maestros e incluso adultos no han podido con el problema. No se trata de “decomisar” todos los celulares, sino de inculcar valores y una educación sexual más extensa, pues incluso en Internet se pueden encontrar videos plagados de morbo y sexo explícito realizado por menores, que se divierten y gozan con las imágenes.
Si no hacemos algo relevante en esta sociedad manipulable, seremos partícipes de la destrucción de nuestros más grandes valores, ahora pisoteados y moribundos.