viernes, 24 de octubre de 2008

La tran traída y llevada libertad de expresión


Eduardo López Betancourt
Hace unos días, cual es costumbre y cíclico, el presidente Felipe Calderón se refirió a la libertad de expresión, aseguró que en su administración no se coartaría tal derecho, mismo que garantizaba en forma definitiva; no obstante, la semana pasada recibí la llamada telefónica de una importante cadena radiofónica donde colaboro, para informarme que mis comentarios semanales ya no saldrían al aire, por orden del secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño.Definitivamente, al sujeto en cita en mi vida lo he saludado, sólo sé de él por lo señalado en algunos medios de comunicación; ejemplo, que ya adulto llegó a México, y por un supuesto nacimiento de su señora madre, decidió nacionalizarse mexicano; una vez en nuestro país, ocupó cargos públicos y, con su familia, en especial con su padre, ha realizado jugosos negocios, principalmente en Pemex. Hasta donde sé, Juan Camilo Mouriño nació en un pueblo llamado Avión, en la región de Galicia, España; por cierto, de donde también son oriundos los zares de la comunicación, parte de la clase intocable y poderosa mexicana.Incuestionablemente, el ser español no implica desdoro en lo absoluto, por el contrario, ha de constituir un honor; bien sabemos, hay muchos ibéricos que salen de su tierra en busca de nuevas y mejores oportunidades; incluso, se dio el caso de hispanos, que por causas políticas se vieron obligados a abandonar su terruño; verbigracia, el éxodo de finales de los años 30 y principios de los 40, durante la dictadura franquista; situación de la cual México salió beneficiado, una gran cantidad de hombres de ciencia y de las bellas artes, con inmensa calidad y connotado talento, arribaron a nuestra nación; sobra decir, los recibimos como es habitual en nosotros, con los brazos abiertos.Como es bien conocido, nuestro origen se cimenta en las culturas del mundo precortesiano y la del conquistador peninsular, por ende, una inmensa mayoría de los nacidos en México tenemos ambos antecedentes; por consiguiente, está totalmente alejada de mí una conducta xenofóbica, esencialmente hacia los hermanos ibéricos. Mi presencia en la bien denominada "madre patria" es sistemática, una intensa relación académica, amén de altamente productiva con las universidades de Sevilla, Valencia, Córdoba y la Complutense de Madrid, así lo avalan.Por lo anterior, me pregunto: ¿qué ha motivado el odio y rencor del señor Juan Camilo Mouriño en mi contra?; queda un gran vacío en mi capacidad de análisis al cuestionarme: ¿por qué dicho funcionario ha decidido vetarme de la radio?Quizá sea el inicio de abyectas y cobardes persecuciones, a la par de las que en el sexenio pasado experimenté, mi temor radica en que la integridad física de mi familia y la mía puedan estar en riesgo, por lo tanto se sobre entiende, de lo que nos llegue a ocurrir, será único responsable Juan Camilo Mouriño Terrazo. Cerrar los medios de comunicación a voces disidentes no es nada sano, considero implica el inicio de una dictadura, tipo de gobierno que seguramente los progenitores y antepasados de don Juan Camilo padecieron en España con el franquismo, sistema al que ahora, por cierto, se le ha puesto en la balanza del derecho, según lo ha expresado el famoso juez español Baltasar Garzón.Por razones obvias, me he dirigido al jefe del Ejecutivo federal para enterarle de los hechos, dudo me conteste, aunque cabe apuntar, cuando Calderón fue presidente de su partido (PAN) dialogué con él, precisamente en diversos programas radiofónicos, su actitud en ese entonces era incluyente, democrática y constructiva; ahora, por las múltiples ocupaciones de un jefe de estado, difícilmente reparará en la protesta que por escrito le he formulado, sólo me resta “confiar” en alguno de sus “buenos” colaboradores para evitar la infamia.Los dirigentes hacen muy mal en acosar a quien no piensa como ellos; más bien, deberían promover la crítica, alentarla, y si ésta se considera destructiva, negativa u ofensiva, lo mejor es, bajo el principio universal de la réplica, aclarar las cosas, más aun, si posiblemente se trata de malos entendidos.Durante el mandato de Vicente Fox sufrí una sistemática y ruin persecución, de la misma el guanajuatense fue debidamente enterado; sin embargo, no sólo no evitó que se me ocasionara daño, sino que intensificó la cacería, fundamentalmente después de haberle exigido, en una de sus múltiples giras en el extranjero, que respetara mis derechos.Por supuesto, dejé de escribir en diarios nacionales, me fueron negados los programas radiofónicos y de televisión; mi refugio fue la universidad, mis lecciones en el ámbito docente constituyeron mi mayor satisfacción.La universidad pública es un centro donde conviven en armonía todos los puntos de vista y doctrinas, tal vez por ello también es tan golpeada por aquellos cuyo proceder demuestra su ilegitimidad como gobernantes; aun así, quienes actúan como usurpadores, podrán legitimarse respetando los derechos intrínsecos del ser humano, uno de ellos, elocuente y notable: “la libertad de expresión”.Espero la respuesta del presidente Felipe Calderón Hinojosa.