miércoles, 3 de diciembre de 2008

Muerte de Brad Will (I) (Vista por su propia cámara)

Leopoldo Mendívil Martes 2 de Dic 2008La Crónica de Hoy DR. JOSÉ LUIS SOBERANES,PRESIDENTE DE LA CNDH:A quién creer en el caso de un crimen: a los investigadores o al propio victimado cuando tuvo forma de sembrar evidencias?Aquí publiqué, el 21 de octubre pasado la documentada investigación que la comisión a su cargo presentó sobre los presuntos responsables del crimen del activista-periodista estadunidense Bradley Roland Will en el conflicto sufrido por la ciudad de Oaxaca en el año 2006. Pero después he visto al menos 100 veces la imagen que el propio Brad grabó con su cámara antes, durante y después —sin ya accionarla...— del escenario de su muerte. Fue tan buen camarógrafo que capturó, enteros y de frente, el momento, a los actores y el sitio desde donde —concluyeron sus colaboradores, doctor— alguien disparó y lo mató.Ante todo soy periodista, doctor Soberanes. Después, como sabe, presido la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión que tiene un convenio con la Comisión Nacional de Derechos Humanos para pugnar por la protección de nuestros pares, mexicanos o extranjeros, dondequiera del país en que se encuentren.Brad Will fue más activista que periodista, pero murió informando, doctor, aunque fuera por compromiso político. Creía en lo que hacía y eso lo volvió más respetable. Por ello crece la obligación ética y profesional de hurgar hasta lo posible sobre las causas y los autores de su muerte.En Oaxaca se edita un periódico en internet denominado Punto y Aparte cuyo director, Juan José Díaz Bermúdez, analizó el primero de octubre pasado, segundo a segundo, la parte fundamental del video póstumo de Brad Will y las exclamaciones que a su alrededor tronaban en las bocas de los sublevados: ¡Hey, hey, hey, no, no, no!.. ¡No estén tomando fotos!.. ¡Apaguen las pinches cámaras!, en truculenta armonía con los chasquidos de las balas que disparaban policías y manifestantes, y poco obedecían los fotógrafos y camarógrafos que estaban ahí para hacer lo que les querían prohibir. ¡¿Qué no te dije, güey, que no estés tomando fotos!?, explotó uno más que resultaría el sospechoso principal de la versión oficial. Su voz fue incluso captada por el micrófono de la cámara de Will, quien grababa a escasos cuatro metros. El sujeto cubría tronco y cabeza con prendas negras y en el cuello llevaba un trapo blanco. Primero estaba en cuclillas, mirando como todos hacia donde disparaban los policías, pero justo cuando otro individuo también vestido de negro que corría en sentido contrario hacia Will pasó, a unos metros de él, se levantó, giró y se lanzó casi sobre un fotógrafo que trabajaba hincado, farfullándole el no te dije, güey, etc., y se escuchó un disparo seguido de los ¡ay ay! que gritó Will al sentir la primera bala perforándole la carne... Inmediatamente la imagen se volvió una serie de figuras confusas, cuando la lente casi se hundió en el pantalón de un encorvado Brad y sus gritos se confundían con los de quienes corrían a sostenerlo, ayudarlo, cargarlo y sacarlo del lugar, mientras que atrás queda el fotógrafo cuyo nombre me reservo, aún hincado y sorprendido de escuchar un zumbido atroz en ambos oídos..., y por el terror de haber creído que iba a morir, pero seguía con vida...Yo creí que esa bala era para mí —declararía oficialmente después, palabras más palabras menos—. Se me vino encima armado con una pistola y gritándome. Oí el disparo y me creí muerto, pero sólo estaba aturdido y vivo...”Y quien había disparado, según esta versión, había desaparecido...La información entregada a los medios en octubre pasado por el maestro Mauricio Farah Gevara, quinto visitador de la CNDH, estableció que:“La distancia en la que fue accionada el arma es entre 35 y 50 metros. Para llegar a esta conclusión, los peritos de la CNDH establecieron, con base en información de los fabricantes, que una bala disparada por un revólver del tipo 38 Especial recorre esa distancia en 165 milésimas de segundo, lo que coincide con los análisis realizados al audio de la cámara del periodista, en los que se advierte que hay 166 milésimas de segundo entre el disparo y el impacto en el cuerpo del señor Bradley Roland Will.“Si el agresor hubiera accionado el arma a dos metros de la víctima, como afirma la PGR, no habría sido posible percibir ni identificar lapso alguno entre el disparo y el impacto.“La correspondencia criminalística de nuestros peritos sustenta la hipótesis de que el victimario se encontraba ubicado detrás del vehículo de volteo, de color rojo, que se localizaba a 40 metros, aproximadamente, del periodista.“De acuerdo con nuestros dictámenes periciales, los dos disparos fueron efectuados desde la misma distancia y de manera sucesiva”.Hasta aquí, doctor Soberanes, la transcripción parcial de las declaraciones del quinto visitador Farah Gevara. Pero quiero decirle respecto del último párrafo transcrito, que la cámara de Brad Will no registró la explosión de ese segundo disparo. De hecho, hasta nueve segundos después se reanudó el tiroteo y en ese momento Brad estaba rodeado ya por quienes acudieron a auxiliarlo.He visto y revisto el instante del disparo y le puedo decir que:1.- Entre el sitio donde supuestamente estaba el tirador y Brad Will había varias personas que dificultaban apuntar, disparar y, aún más, repetir la acción.2.- Algunos de ellos lanzaban piedras al otro lado del camión y fácilmente hubieran agredido y, por la cercanía, identificado al tirador.3.- Del presunto agresor del fotógrafo hincado se alcanzan a ver sus manos —sin distinguirse algún objeto en ellas—; su rostro muy posiblemente dirigido hacia Brad, y ningún obstáculo entre ambos.Sería, por lo anterior, doctor Soberanes, importante que sus colaboradores y los de la PGR analizaran juntos sus respectivas pruebas y encontraran una verdad compartida, porque se trata de un caso demasiado serio y grave para el país, por lo que mañana le voy a revelar.Vea el último video de Brad Will en www.cronica.com.mx(Continúa)