Juan Velásquez tiene 30 años de litigar en casos penales muy sonados. Foto: Alonso Gallegos ¿La pena de muerte?, por favor hombre, ni hablar de eso, dice Juan Velásquez, que con 38 años de litigar en casos muy sonados, dice convencido que la pena de muerte no disminuye la delincuencia.Y afirma: “No es cuestión de penas, es cuestión de falta de aplicación de las penas, de impunidad”.Se le pregunta:—¿Por qué no se aplican las leyes?—Fundamentalmente por ineficiencia y corrupción.—¿Qué tan ineficiente es nuestra policía?—Nomás mira, es la primera en Latinoamérica, y una de las 10 en el mundo.—¿Y qué tan corrupta?—Es la segunda.—¿A qué nos lleva esto?—A que la impunidad sea del 98 por ciento, esto es, que de cada 100 delitos, sólo se castigan dos.—¿Y si hubiera pena de muerte?—Sólo se le aplicaría a ese dos por ciento, pero ni eso.—¿Por qué?—Es lo que vemos en el país, en Puebla hay penas hasta de 70 años de prisión, y en Chihuahua hasta 105 años, que no se han aplicado.—¿Es culpa de las leyes?—No, es culpa de la ineficiencia y la corrupción, los delitos no se persiguen, no se investigan, no se descubren y no se castigan.—¿Por qué ahora los diputados hablan de pena de muerte?—Porque está de moda, por aparecer en la prensa.—¿No es una propuesta se
ria?—Vas a ver que no la plantean formalmente.—¿Nunca hubo pena de muerte en México?—Sí, el artículo 22 de la Constitución mandaba aplicarla al traidor a la patria en tiempos de guerra, al parricida, al homicida con agravantes, al plagiario…—¿Ya no está en la ley?—No, esa pena se desacreditó, el castigo al delincuente, en general era para regenerarlo, y la muerte no regenera a nadie.—¿Esa fue la razón?—Esa y que México firmó tratados internacionales que la prohibían, y en los estados empezaron a retirarla de sus códigos penales.—¿No se puede reimplantar?—Mira, habría que reformar la Constitución, introducirla en todos los códigos estatales.—¿No se puede hacer?—Sería una discusión de nunca acabar, pero lo peor es que no sería aplicada.—¿Por el 98 por ciento de impunidad?—Y por la corrupción.—¿Qué hacer entonces?—Mira, dices que ahora hablan los diputados, pero ellos se aumentaron en 500 por ciento sus percepciones en nueva años, y en cambio bajaron los presupuestos para justicia y seguridad.—¿Dices que tratar de implantar la pena sería largo?—Talvez lo harían para sentirse útiles, y para hacernos sentir tranquilos a nosotros.—¿Pero no se aplicaría?—Allí tienes casos como los de Abraham Polo Uscanga o de Juan Pablo de Tavira, ¿a quién le aplicaron una pena severa, ya no digamos de muerte?—¿En resumen?—Se tiene que investigar y castigar.—¿Caiga quien caiga, como dicen en los discursos?—Aunque sean policías, que es lo que tenemos ahora, en cualquier delito del crimen organizado, por lo menos hay un agente involucrado.—¿Por qué los policías se van con los malos?—Porque también confían en estar en el 98 por ciento que goza de impunidad.
ria?—Vas a ver que no la plantean formalmente.—¿Nunca hubo pena de muerte en México?—Sí, el artículo 22 de la Constitución mandaba aplicarla al traidor a la patria en tiempos de guerra, al parricida, al homicida con agravantes, al plagiario…—¿Ya no está en la ley?—No, esa pena se desacreditó, el castigo al delincuente, en general era para regenerarlo, y la muerte no regenera a nadie.—¿Esa fue la razón?—Esa y que México firmó tratados internacionales que la prohibían, y en los estados empezaron a retirarla de sus códigos penales.—¿No se puede reimplantar?—Mira, habría que reformar la Constitución, introducirla en todos los códigos estatales.—¿No se puede hacer?—Sería una discusión de nunca acabar, pero lo peor es que no sería aplicada.—¿Por el 98 por ciento de impunidad?—Y por la corrupción.—¿Qué hacer entonces?—Mira, dices que ahora hablan los diputados, pero ellos se aumentaron en 500 por ciento sus percepciones en nueva años, y en cambio bajaron los presupuestos para justicia y seguridad.—¿Dices que tratar de implantar la pena sería largo?—Talvez lo harían para sentirse útiles, y para hacernos sentir tranquilos a nosotros.—¿Pero no se aplicaría?—Allí tienes casos como los de Abraham Polo Uscanga o de Juan Pablo de Tavira, ¿a quién le aplicaron una pena severa, ya no digamos de muerte?—¿En resumen?—Se tiene que investigar y castigar.—¿Caiga quien caiga, como dicen en los discursos?—Aunque sean policías, que es lo que tenemos ahora, en cualquier delito del crimen organizado, por lo menos hay un agente involucrado.—¿Por qué los policías se van con los malos?—Porque también confían en estar en el 98 por ciento que goza de impunidad. 
