sábado, 2 de agosto de 2008

Antes que se pase el transbus

Luego de que ya está funcionando el transbus, después de que Gustavo Rosario Torres, renunciara a la PGJ, y de pasada pusiera en jaque a la misma institución, los comentarios se han dejado sentir entorno a la relación del secretario de gobierno Humberto Mayans Canabal y Rosario Torres, señalando su revanchismo, y duelo por según dicen el poder político en el Estado. Sin embargo y aunque han querido pasar la rata por los ojos a la opinión pública, lo cierto es que la renuncia se da luego de actos delictivos en el estado.
Bien lo dijo el columnista Mauricio Morales Reyes, en su columna dominical, “la renuncia de Rosario Torres, se debe a que se siente inseguro, desprotegido, y por consiguiente incomodo ante la ola de violencia, con palabras menos rebuscadas tuvo miedo pues la cosa está cabrona”.
¿Pero ahora quién se aventará el paquete de estar al frente de una PGJ convulsionada y blanda?, se ve difícil por todos lados, sin embargo la solución depende más bien, ya no digamos tanto a la capacidad de la persona, si no más bien a la valentía de la misma, máxime cuando quien llegue estará en todo su derecho de dudar de todos y de cuidarse de todos.
Creo en la PGJ, existe una psicosis, creada por la misma tempestad del crimen organizado, pero por lo que se ve la peor de las crisis se encuentra en tertulias, en el mismo congreso del estado, en donde las discusiones y acciones se tornan más políticas y truncas, en medio de una polarizada discusión que empobrece toda solución y avance.
Por el lado del transbus, no hay dificultades aparentes, esos a expectativas de otros ya caminaron, ahí están, modernizando lo modernizable, cumpliendo en medio de unos alegatos endebles y pobres, tratando de dar la cara por un gobierno que entre empujones y jalones empieza a ver la luz, en medio del marasmo de la tragedia. Granier ha puesto el ejemplo que hay que hacer las cosas en pro de la mejoría y el bienestar de todos, aunque se molesten e incendien las minorías, la cámara de diputados y sus legisladores, tienen el compromiso y deben tener la civilidad, para afrontar con cordura la decisión final, esto obviamente antes de que se les pase el tren o el transbus.