miércoles, 13 de diciembre de 2006

Políticos, divinidad, narcotráfico y poder

Román Jiménez García


No importa por donde y como, siempre y cuando se llegue a tener poder (ilógico pero real).
El hambre de tener más, de poseer riquezas, respeto y control, han ocasionado una lucha entre sectores diversos, han puesto a la sociedad en medio y con decoro se entretejen lazos fuertes entre organismos populares de orden político, religioso y judicial.
La política ha sentido esta lucha que en varias ocasiones ha pasado del protocolo, a las armas, lo mismo ocurre en lo religioso, que para obtener buenas y jugosas limosnas han tenido que vender su alma al mismísimo chamuco.
Los partidos políticos como el PRD, creyendo que su labor de ir contra corriente es infringir y atacar la ley, ha dado muestras de una escasa estrategia en lo político y ha apostado salvajemente y lo han dicho en televisoras nacionales por el disturbio, apoyando económicamente conflictos como el de Oaxaca, Atenco, Chiapas, etcétera.
Lo mismo ha ocurrido con los sacerdotes, quienes gozan de una impunidad mayor que la de un diputado local o de un presidente municipal.
Sin embargo como he sostenido n anteriores ocasiones los golpes son duros y aleccionadores para quienes poseen grandes cantidades de dinero.
Por tal motivo, los raptos que se han llevado a cabo en el Estado de Veracruz, Tabasco, D.F., Reynosa, y otras entidades, dan muestra también que el crimen organizado, necesita fortalecerse, alimentarse, pues sus recursos a pesar de lo que ostentan son limitados para quienes empiezan en esta empresa.
Por eso viendo el desempeño del crimen organizado en este 2006 que está por agotarse, podemos decir con fundamentos relevantes y claros que el narcotráfico tiene algo de político, de divino y de estado.
Y posiblemente sea la desvirtualización de todos los aparatos del poder, lo que converja al narcotráfico, lo cierto es que por lo menos la organización conocida como los “Zetas”, nace en el seno del mismo gobierno y así también los organismos del crimen que conocemos actualmente, todas se preparan dentro de las instituciones de las fuerzas armadas y sus similares.
Como podemos ver en este pequeño ensayo, la corrupción tiene grandes padrinos que lo alientan y que lo hacen visible y podríamos decir lo bautizan como un ciudadano mexicano, con visa extranjera.
En estas épocas en donde el dinero lo es todo y la pobreza lleva cada día a los individuos a soñar más y comer menos, el narcotráfico es la primer opción para quienes nada tienen y buscan desesperados una solución, peligrosa es cierto, pero expedita.
Por ello el gobierno mexicano se ve apurado en terminar con esos rumores que empiezan a oscurecer el panorama nacional y trasnacional.
Se sabe del peligro que se corre si las empresas (mayorías extranjeras) se empiezan a despedir del suelo que tanto han explotado, exprimido, lastimado.
Claro que lo peor que podría pasar como bien lo decía el director de la Crisis, sería entregarle a los Estados Unidos la lucha nacional contra el narco, si así fuera entonces el Estado mexicano perdería soberanía ante la globalización el narcotráfico y ante E.U., pues seria una de las frases de la colombianización y posiblemente a eso le estén apostando los vecinos incómodos, que presionan a su manera.
Estamos entonces ante un mal arraigado en las entrañas del poder y alentado por el mismo, estamos enfrentando también un problema que ha sido heredado sexenio tras sexenio y que los gobiernos actuales se ven rebasados.
Por lo pronto en Tabasco, donde ese tema era un tabú, hoy se vuelve una realidad espinosa, despampanante, pero el gobernador Manuel Andrade Díaz está limpio de tierra y paja, son sólo algunos políticos, alcaldes, diputados locales, regidores, etcétera, que parece piden protección de lo que ellos mismos causaron.
Ya que el esconder o encubrir y ser consecuentes con delincuentes (como le sucedió al presidente municipal del municipio de Huimanguillo QED), genera la perdida de toda autoridad, del respeto, generando así un vacío, que a la ciudadanía crea desconfianza y con razón.
De tal manera a finales de diciembre principios de enero de 2007, serán importantes en el país y en el Estado tabasqueño, pues a como se ha podido ver, la violencia va en aumento y los crímenes no cesan.
El poder no es peligroso, el peligro está en quienes lo quieren.