miércoles, 31 de agosto de 2011

Periodismo y Política: garantías a medias tintas

Lic. Román Jiménez García

En diferentes mesas de trabajo y pláticas desgastantes, quienes nos dedicamos a este hermoso oficio, hemos tocado el tema del periodismo y los poderosos y a su vez la falta de compromisos  y proyectos de los suspirantes.

En Comalcalco por ejemplo pocos han sido los presidentes municipales que posean un conocimiento de lo que realmente significa el periodismo, pues no han tenido ningún acercamiento a este tema tan crucial máxime en un municipio en donde la demanda es mayor.

Esto nos puede dar un panorama de lo que parece ha faltado dentro de la lista de los proyectos, pues todavía hoy se cataloga a algunos colegas como simples parias de la información, cuando en este municipio existe por lo menos 15 medios circulando de diferentes denominaciones.

La inclusión del periodista a la vida política o al poder, no es cosa fortuita, tiene sus raíces en el mismo despliegue o proselitismo del político, obviamente tanto al periodista como el aspirante, se les ha olvidado el pueblo, y siguen haciendo periodismo para ellos mismos.

Por si fuera poco no ha existido ni por parte de una asociación de periodistas o por parte de una fundación de periodistas, la responsabilidad de ayudar o tratar de pailar este problema que regularmente coloca en una posición muy retrograda al mismo comunicador.

Nos está afectando la altura, el egocentrismo nos tiene algo perdido, y no nos vemos a nosotros como un mal, sino como un beneficio, como un todo, cuando en la realidad, seguimos siendo el poder que depende del otro poder, es decir sometidos en pensamiento y expresión.

Pero este momento que vive el periodismo en Tabasco, y en especial Comalcalco, nos da la oportunidad de mejorar, y de concebir mecanismos alternos que nos ayuden a sobresalir y mejorar como comunicadores.

Para esto es necesaria la búsqueda y debate de nuestras ideas, el análisis constante de nuestro papel dentro de la sociedad, creo aquí está la esencia de qué hacer y cómo hacerlo, pues debemos estar actualizados no sólo en cuestiones informativas, sino también en nuestra posición e impacto en nuestros lectores y posibles lectores.

Veo que es tiempo de regresar a donde pertenecemos, y ahora más que nunca trabajar de la mano con las nuevas generaciones para equilibrar y ser en verdad el espejo del pueblo.

Es necesario dejar asentado, que la crítica no destruye, no sucumbe, ni lleva la intención de dañar a quema ropa, la crítica forma un criterio, hace ver lo que muchas veces por nuestra poca capacidad no vemos, y a su vez, provoca un actitud al cambio, cosa que pocos, insisto pocos entienden, sino ahí están los “nuevos” políticos.

Por último, ver al periodismo y a la política como el bien y el mal, o lo eminentemente bueno, y lo eminentemente malo, es errar en la lectura de ambos fenómenos, pues ambos buscan o debieran buscar un punto de encuentro para una mejora y un buen desarrollo de una entidad.
Urge pues, hoy por hoy que los políticos y los periodistas se organicen y logren formalizar un proyecto duradero, y confiable entre ellos mismos. Nos falta mucho por avanzar, pues nuestro egocentrismo, y orgullo, nos desaparecen y nos pierden, y nos hacen importante cuando vienen elecciones. Y yo creo, que ya es hora de salir del hueco.



¿El periodismo? “Un oficio de porquería”

cafebabel.com - la revista europea
Periodistas y políticos, una pareja inseparable desde el origen de los tiempos que, a menudo, se tambalea peligrosamente. Acontece a menudo que, por exceso de celo, algunos miembros de la prensa se pasan con las preguntas, lo que desata la furia del político contra el gremio, seducido y con frecuencia abandonado.
El francés Jean-Luc Mélenchon, líder del Parti de Gauche (Partido de la Izquierda) dió un ejemplo de esta tendencia al hablar de un “métier pourri” (‘oficio de porquería’) y calificar de “petit cervelle” (‘cerebro de mosquito’) a un periodista en ciernes que le había planteado ciertas preguntas digamos que complicadas de responder. “Eh, bah, merci”, contestó el desventurado.
“Los periodistas no sirven para nada, habría que escupirles en los morros. […]. Son unos bribones… ni siquiera… los bribones, al menos, tienen principios”. Semejantes palabras, según el periódico satírico Le Canard Enchaîné, habrían salido de los labios de un furioso Sarkozy el pasado 18 de marzo ante los miembros de su gobierno. Ni más ni menos que Sarko, conocido por tener numerosos amigos en los medios de comunicación.
El mismo problema persiste en Alemania desde hace tiempo. Las declaraciones del canciller Franz Josef Strauß en los años 80 vienen inevitablemente a la mente: los periodistas, para él, eran “Ratten und Schmeißfliegen”, o sea, ‘ratas y moscas alredor de la mierda’. Igual de grosero se ha mostrado Joschka Fischer (Los Verdes), antiguo responsable de la diplomacia alemana, cuando se ha dirigido a los pobres periodistas como “5-Mark-Nutten”, es decir, ‘putas baratas’.
Y ahora el turno de Italia. En este país los políticos parecen tomarla con la prensa sin ningún pudor. Así, en una reciente conferencia de prensa, Giulio Tremonti, ministro de Economía, trató de “testa di cazzo” (‘gilipollas’) a un periodista cuyo delito fue haber hecho una pregunta indiscreta. Berlusconi, en la sede del Pdl (Pueblo de la Libertad) en Roma, gritó ‘¡paleto, sin vergüenza!’ (“villano, si vergogni”) a un periodista independiente que insistió demasiado en las bromas sobre su calvicie al tiempo que el ministro de Defensa se encargaba de empujar al osado periodista. Y cómo no mencionar, en fin, al senador Maurizio Gasparri, del Pdl, que con una sonrisa perfecta y una sutil ironía, calificó de “sfigato” (‘gafe de mierda’) a un periodista de Ballarò (programa de variedades italiano), aunque poco después cambió de idea y se disculpó ante el insultado. Todo ello sellado con un abrazo entre ambos. Porque como se dice, los amores más queridos son los más reñidos.