Lic. Román Jíménez García
Aunque era un secreto a voces y a veces estentóreo, el destape de Humberto Mayans Canabal, hizo palidecer las siglas del tricolor y puso en entre dicho las palabras del gobernador entorno a los adelantados.
Y no es que exista por parte de ellos algún agravio o encono, no, nada de eso. Suponemos quien primero se enteró de las aspiraciones del Secretario de Gobierno, fue el propio Andrés Granier y después todo lo demás de la maquinaria y por último el pueblo. Es pues que el destape de Mayans era esperado, al igual la lógica de la renuncia.
Sin embargo esto más que un destape, fue un llamado a tiempo para quienes también buscan la gubernatura. Frenó de golpe las apasionantes giras de trabajo de los –igual que él- adelantados. Que más línea, que la que sale y se sustenta del mismo gobierno.
Acto seguido, el marasmo de una parte del PRI, que estaba en contra de Mayans, de pronto se aliaba fortaleciendo el llamado y la postura del líder de este momento, de estos días en donde la gloria cojea. A su vez el sistema parecía salir de su aparente “cavilosidad” y calmaba las ansias y aspiraciones de aquellos que desde el gobierno estatal hacían, repito, hacían, su lucha buscando como destino final la gubernatura.
Ahora lo fascinante de todo esto, es ¿qué dirán los aspirantes? ¿Qué dice la ciudadanía? Y ¿quién se atreverá a saltar las trancas?
