sábado, 24 de septiembre de 2011

Periodismo: Con novedad en el frente

Enviado por iflores el 23 Sep 2011
jhsantiago@prodigy.net.mx

El periodismo no es ese tío bueno que todo lo ve y todo lo perdona. Digamos que es bueno cuando es periodismo de a de veras, pero no está para perdonar porque no es juez de lo que le ocurre al cuerpo social al que ve y con el que convive: sus dolores, sus intensidades corrosivas, sus errores y hasta lo bueno que es vivir en comunidad con seres humanos vivitos y coleando: traviesos y respondones, pero en paz.

Por supuesto, también tiene la obligación de interpretar estos acontecimientos para identificar los signos vitales, interpretarlos, contextualizarlos y ponerlos a disposición del lector, el radioescucha, el televidente y del neolector de periódicos digitales para que ese público tenga elementos de juicio y luego saque conclusiones de su propia maceta. Esto nutre a la democracia y a la convivencia humana, etcétera.

Pero de un tiempo a esta parte ejercer el periodismo en México es una tarea de alto riesgo. Sobre todo para aquellos periodistas que lo profesan en 'zonas calientes' de México, que viene siendo ya casi todo el país. Lo dice la UNESCO en un informe del 4 de julio de este año, en el que la directora general de la institución mundial Irina Bukova manifestó su preocupación por el número de periodistas asesinados en México y urgió a las autoridades para que 'investiguen a fondo' la muerte de 13 periodistas desde 2010.

Por su parte el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) que es una organización internacional con sede en Nueva York, EUA, dijo en mayo de este año que hay un notable "aumento de la violencia que sufren los medios de comunicación en México y la impunidad en los asesinatos de periodistas en ese país (...) El clima de violencia en México continúa escalando y las autoridades siguen sin enjuiciar a los responsables de los ataques a la prensa", dijo Carlos Lauria.

Freedom House dice que "Por primera vez en casi treinta años, México está catalogado como un país en el que no existe la libertad de prensa. De 1980 a 2010 se le ha catalogado como parcialmente libre: la intimidación es el principal móvil".

Ya en México, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) poco o casi nada hace por solucionar el problema, aunque informa de las caídas en la batalla: "De 2005 a 2011 se han registrado 68 homicidios y 13 desapariciones. Durante el mismo periodo radicó 473 expedientes de queja, así como 21 atentados a instalaciones de medios y ha emitido 20 recomendaciones por agravios". Esto al 2 de mayo de este año.

Lo dicho: ejercer el periodismo en zona de guerra mexicana es un acto heroico por arriesgado, por temerario, por la sensación de soledad frente a la fortaleza y rudeza del crimen organizado, por la infiltración y la corrupción imperante. Pero se tiene que hacer, sobre todo el que tiene que informar sobre actividades ilícitas, sobre la criminalidad, corrupción, abuso, impotencia, impunidad y traición social. Ellos, los periodistas de guerra son quienes nos preocupan a todos, y mucho.

Hablamos de aquellos que ejercen la profesión más hermosa del mundo con toda honestidad, transparencia y responsabilidad. Hablamos de los que buscan la verdad, o por lo menos su proximidad a ella.

Es probable que haya quienes no han caído en el ejercicio de su profesión; algunos podrían haber estado involucrados en hechos ajenos al periodismo: todo esto es necesario que se investigue, también.

Pero el gobierno mexicano ve y calla. Poco hace. Acaso emite condolencias y lamentaciones y crea comisiones investigadoras, pero no cuida la integridad de los periodistas, no establece protocolos eficientes para su seguridad y mucho menos mecanismos que garanticen, sin perjuicio de nadie, el libre ejercicio de la libertad de expresión y de prensa en México.

Por eso vale la pena atender el anuncio de la UNESCO del lunes 19 de septiembre en el que prevé la creación de un mecanismo que coordinará la acción de las agencias de Naciones Unidas para encargarse de los asuntos de seguridad de los periodistas y en contra de la impunidad. Esta coordinación conocerá de asesinatos de periodistas, ataques, secuestros, agresiones, acosos e impunidad.

Los países firmantes estarán obligados a entregar cuentas claras y chocolate espeso. Y estarán obligados a legislar en favor del cuidado de la libertad de expresión, de prensa y con garantías para medios y periodistas en el país respectivo. La mirada de la UNESCO está puesta en México. Las advertencias previas así lo iban marcando.

Sabemos lo engorroso que es para muchos la prensa a la que buscan cuando les conviene pero a la que repudian todos los días. Pero alguien tiene que hacer ver la basura que se acumula debajo de los sillones y, por tanto, siempre habrá periodistas, mientras el mundo se mueva, mientras las sociedades existan y mientras haya un solo hombre que mire, respire y vea la que pasa alrededor de él, aquí y ahora. jhsantiago@prodigy.net.mx